En 1924 se adoptó el nombre “rayón”. Es tan versátil en su elaboración final, que se viste con la misma comodidad que nos brindan las fibras naturales, imitando el tacto de la seda, la lana, el algodón o el lino.
Se tiñe con gran facilidad, tiende a encogerse y resiste temperaturas altas, aprestos y acabados químicos.
La mezcla de rayón con seda, lino o algodón permite fabricar tejidos mixtos, que a su vez combinan las propiedades de cada uno de ellos, para mejorar el tejido resultante.